Martes, 08 de Octubre de 2024
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Fue una fulgurante irrupción. Hermano Lobo, sin aviso previo, sin campaña de lanzamiento, sin miramientos, hasta con descaro, invadió los quioscos españoles. Sus ejemplares aparecieron súbitamente como briosos pasquines que arrollaron revistas del corazón, semanarios, fascículos y toda clase de etcéteras de papel. Desde su morada hornacina en la portada, el hierático torero de Ops ofició como atrayente e inquietante enigma para que, al divisarlo, cuantos pasaban por allí se precipitaran al inmediato puesto de periódicos y, seducidos, sin pensarlo más, arrebataran los ejemplares de aquella revista de título tan extraño como inesperado. Y tan oportuno. Cuando, sedientos de humor, fueron descubriendo el sorprendente contenido de sus páginas, no solo se habían convertido ya en sus fieles lectores, sino en entusiastas prosélitos que utilizaron el directo boca-oreja para expandir la buena nueva.

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